La deuda externa: un tema del que poco se habla en el país
La deuda social, la deuda externa y la lucha contra la injerencia imperialista
¿Qué relación hay entre la deuda social acumulada con el pueblo y los trabajadores durante los años del “puntofijismo”; la cuantiosa deuda externa que todavía paga el Estado venezolano y el enfrentamiento a las constantes amenazas y presiones del imperialismo contra nuestro país? Estos tres aspectos de la realidad actual están íntimamente relacionados, y pasaremos a explicar esta afirmación.
En el último número del periódico Opción Socialista, del Comité Nacional Impulsor del Partido Revolución y Socialismo, del cual formamos parte, se titula en la primera página: “Llegó la hora de cancelar la deuda social”. Y en las páginas interiores se proponen varias medidas para enfrentar de manera concreta y efectiva las frecuentes agresiones del gobierno norteamericano contra el pueblo venezolano, una de ellas es la suspensión del pago de la deuda externa. He aquí como se relacionan estas tres variables.
¿Pagar al imperialismo o pagar la deuda social con el pueblo?
Para poder pagar la deuda social con el pueblo (vivienda, educación, salud, trabajo, seguridad social, recreación, cultura), negada sistemáticamente por el imperialismo y sus aliados nacionales, que gobernaron en función de los intereses de la burguesía y en desmedro de las necesidades populares, es necesario no continuar pagando una deuda externa ilegal, contraída fraudulentamente por los mismos empresarios y corruptos que durante 40 años disfrutaron de las mieles del poder, gracias a los buenos oficios de adecos y copeyanos, y que luego organizaron el golpe de abril de 2002 y el paro-sabotaje contra PDVSA. Los mismos que fueron beneficiarios del “mejor refinanciamiento del mundo” de Lusinchi, mediante el cual el gobierno reconoció la deuda de los empresarios privados a tasas preferenciales, echando ese pesado fardo en los hombros de los trabajadores y el pueblo, quienes hemos tenido que pagar con nuestro esfuerzo y sacrificio esa criminal decisión. Lamentablemente, todavía hoy, después de la lucha encarnizada de los trabajadores venezolanos contra los partidos de la burguesía y el imperialismo, en defensa del proceso revolucionario, el Estado venezolano, más específicamente, el gobierno del presidente Chávez, continúa pagando fielmente y sin retrasos esta deuda ilegal. En rigor, es el pueblo pobre y los trabajadores quienes seguimos cancelándoles a los empresarios, a los patronos, a los dueños de medios de comunicación golpistas, la deuda que contrajeron en tiempos de la guanábana adeco-copeyana; ya que una parte importante de los recursos provenientes de las exportaciones petroleras, de aluminio, de hierro, de acero, y de las principales riquezas del país, explotadas y transformadas con el trabajo del pueblo, en lugar de destinarse a la construcción de viviendas, a mejorar los servicios de salud, a extender las Misiones a toda la población, a construir más escuelas, liceos y universidades, así como más y mejores vías de comunicación y de infraestructura, o para el desarrollo de la producción agrícola, mediante una reforma agraria profunda y la dotación de insumos para los trabajadores del campo, se utiliza para pagar esta deuda de dudosa procedencia, que sigue engordando los bolsillos de los explotadores. Dejemos que sean las cifras que hablen por sí mismas, y para ello utilizaremos datos del Ministerio de Finanzas.
El gobierno habla contra la deuda “eterna” pero paga puntualmente
En este momento –al cierre de 2005- la deuda externa venezolana asciende a 31 mil 63 millones de dólares, mientras que al cierre de 2004 era de 27 mil 475 millones de dólares, lo cual significa que se incrementó en 3 mil 588 millones de dólares con respecto al pasado año. Pero lo más grave es que nuestra deuda externa en la actualidad es mayor que la que existía en 1998, antes del ascenso de Chávez al poder, en aquel entonces era de 23 mil 331 millones de dólares. Es decir que se ha incrementado en los últimos siete años en 7 mil 732 millones de dólares. Pero no sólo ha aumentado la deuda externa durante el actual gobierno, sino que además se ha pagado puntualmente, una cantidad ingente de recursos, los cuales podrían haber sido empleados para el bienestar del pueblo. Entre 1999 y el pasado año se han pagado a los acreedores externos un total de 24 mil 835 millones de dólares, una cantidad similar al monto total de la deuda en 1997. Es decir, se sigue pagando y la deuda no se reduce, por el contrario, aumenta significativamente.
Por otra parte, durante el presente año nuestro país debe pagar por amortización e intereses de deuda (interna y externa) un total de 14 mil millones de bolívares, una cantidad superior tanto al presupuesto del Ministerio de Educación (Bs. 11,7 billones) como al de Salud (Bs. 4,4 billones).
Pero seguir pagando la deuda externa no sólo significa desviar recursos a bancos y organismos financieros internacionales en lugar de utilizarlos para pagar la deuda social. No sólo es un problema moral en la medida que se sigue pagando una deuda ilegal y fraudulenta contraída por los gobiernos de
Enfrentar al imperialismo pasa por no pagar la deuda externa
Efectivamente, no pagar la deuda externa está relacionado con la defensa de la soberanía del país frente a las constantes agresiones del imperialismo.
La deuda externa es un mecanismo económico de dominación e injerencia política del imperialismo en los asuntos internos de los países, en la medida que, mediante la presión y el chantaje de los bancos transnacionales y los organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial o el FMI, se determinan y condicionan las políticas públicas que en el ámbito económico, formulan las naciones.
Por otra parte, los recursos que pagamos a la banca internacional, son utilizados por el imperialismo para agredir y someter a otros pueblos. Esos miles de millones de dólares cancelados por nuestro país sirven para pagar el combustible que mueve las máquinas de guerra norteamericanas en Irak, Afganistán y el Medio oriente, o para invadir a Haití.
De allí que nos opongamos a pagar la deuda externa, o a utilizar el 25% de las reservas internacionales para cancelar parte de la deuda, tal como recientemente planteó el presidente del Banco Central. De hecho, eso es lo que precisamente quieren el FMI y el Banco Mundial, y seguramente ya se están produciendo presiones de estos organismos para que el gobierno venezolano aproveche la bonanza petrolera para reducir la deuda, tal como han hecho, según un estudio del Fondo Monetario Internacional, los países petroleros del Medio oriente y de Asia central, o como hicieron los gobiernos de Lula y Kirchner.
De allí que para enfrentar al imperialismo no basta con discursos altisonantes o declaraciones que no se plasman en medidas concretas. Es necesario movilizar al pueblo y los trabajadores, y adoptar decisiones que enfrenten en los hechos las agresiones y la injerencia imperialista, tales como la nacionalización de la banca y el control del comercio exterior, la constituyente petrolera, para no seguir entregando nuestros yacimientos petroleros y gasíferos, el armamento del pueblo y los trabajadores, así como suspender el pago de la deuda, convocando previamente un referéndum para que sea el pueblo quien decida democráticamente una medida de esta envergadura.
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